En los últimos días, hemos presenciado un síntoma que delata por un lado la incompetencia del régimen, y por el otro la inconformidad del equipo que en un momento rodeara al dictador en este accidente histórico llamado revolución.
Se trata del gran desfile ministerial que ha ido abandonando el barco, y que hoy presenta muchas caras nuevas, pero lamentablemente con el mismo perfil de ineptitud y oportunismo.
Y es que claro, para el caudillo, más importante que estar rodeado de gente competente, es estar rodeado de gente leal.
En un gobierno de perros, es lo menos que el líder de la jauría debe querer.
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