La demostración permanente y más patética de la bestialidad natural de este régimen, es que cuando no puede solucionar un problema por evidentes ausencias de racionalidad e inteligencia, simplemente de la boca del dictador sale la orden de expropiar, o de eliminar, o de adquirir a la fuerza.
Ahora les toca a las casas de bolsa.
A este paso, el país está llegando a las puertas inevitables de una catástrofe económica, moral, política y social.
¿Será que logramos llegar al 26 de septiembre?
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