lunes, 12 de abril de 2010
DELINCUENTE...¿QUIÉN?
Cuando un tipo de la calaña de Daniel Ortega estiqueta de delincuente al disidente cubano Orlando Zapata, fallecido tras una huelga de hambre en defensa de sus ideas, la humanidad vuelve a enfrentarse a la misma triste realidad que a diario se enfrentan los nicaragüenses, los venezolanos, los cubanos, los ecuatorianos, los bolivianos, etc, etc, etc...
La mentira convertida en verdad, la ofensa convertida de sistema, el abuso convertido en costumbre.
El señor Ortega, como cualquier otro dictador de poca monta en la región, habla como si la historia no fuera una sombra que nos acompaña hasta en los momentos de menos luz.
Si no fuera por la mala memoria y la ceguera de nuestros pueblos, especímenes como este pequeño presidente no podrían ni mirar a la cara a uno solo de sus compatriotas.
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