Hay una manera infalible de detectar a un dictador: quien no está con él, está contra él. Es muy fácil, e históricamente las estadísticas le dan a esta análisis, un 100% de certeza. El líder de esta manada de perros realengos que se autodefinen “revolucionarios”, no soporta que tan solo una neurona comience a funcionar en la cabeza de alguno de sus “cieguidores”, y de inmediato, la salida más práctica es involucrar tan infame acontecimiento con algún plan de la oposición apátrida, lacaya del imperio y agente de la CIA. Tanto nervio y tan creciente intolerancia no tendrá que ver con la caída en barrena de la inventada popularidad del caudillo?
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