Lo que sí está claro, es que las políticas de Uribe han sido, no populistas sino efectivas, y el pueblo ha visto cómo su país ha crecido y su imagen mejorado de manera evidente. Con Santos en la presidencia de Colombia, el equilibrio ideológico en América Latina seguirá siendo un factor vital para que la seudo-revolución Venezolana se quede enclaustrada y muriendo en su propio y natural proceso de putrefacción.
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