El dictador venezolano, en medio de esa tradicional bipolaridad a la que nos tiene acostumbrados, se amansó en la rendición de sus cuentas a la Asamblea Nacional, y vendió una imagen de sensatez y democracia más falsa que un billete de 7.
CUIDADO!!! porque después del encanto SIEMPRE viene el zarpazo. Recordemos que la Ley de Universidades está en el limbo, y que hay muchos temas nacionales muy lejos de ser resueltos.
No nos vayamos a dejar encantar con esa estratégica flauta del caudillo.
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