El dictador tiene rato sin estrenar nuevos sectores en su ataque permanente contra la propiedad privada, y en ese indetenible vicio de expropiar.
Esta semana que se agarren los constructores, que la cosa es contra ellos.
Sin estado de derecho y con la bestia mordiéndoles el cuello, con toda seguridad muchos profesionales de la construcción tendrán que abandonar el país antes de someterse a la injusticia del régimen.
De esta manera Venezuela sólo se va quedando con la "basurita" que no tiene más remedio que apoyar a esta triste revolución.
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