El dictador, en su estrategia de desvincular emocionalmente al pueblo de la Iglesia, sigue arremetiendo contra Urosa de manera grotesca y desmedida.
La burla y la ironía barata del caudillo afloran contra el prelado cada vez que puede, logrando que parte del pueblo más inculto y pobre exhiba pequeñas pancartas atacando a las cúpulas del Episcopado Venezolano, y por qué no...mundial.
Cómo se nota que se acerca el 26 de septiembre.
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