Avalando la opinión de Teodoro Petkoff en su editorial de hoy, el desfile del 19 de abril fue una exhibición de egoísmos, donde apenas una parte (justo la parte roja) del país, podría haberse sentido aludida con el mensaje del "supuestamente" presidente de TODOS los venezolanos.
Como siempre, el dictador separa a las dos Venezuelas que él mismo ha generado, y se decide a hablarle sólo a esa ya pequeña parte del país que aún está dispuesta a dejarse engañar por las palabras oferteras de quien se comienza a sentir extraviado en su propia ineficiencia.
Un desfile teñido de revolución, que dejó de lado el verdadero sentido de la fecha, y se enfocó en rendirle pleitecía al gran caudillo, quien emocionado, pudo mostrar a sus colegas rojos del continente, que aún hay mucho pueblo que lo ama.
Bueno, eso está por verse, porque el futuro inmediato del país va más allá de un simple show seudomilitar, y de unas simples palabras que ya casi nadie se cree.
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