La madame del turbante, mano derecha (o izquierda?) del dictador venezolano, sigue ganando puntos con la liberación de rehenes. Sus amigos de la FARC están dispuestos a colaborar con ella y a proyectarle una imagen humanitaria que excede todos los límites de la decencia diplomática, para entrar en el fangoso terreno de una mafia político-guerrillera instaurada por Chávez.
Nos queda el consuelo de que los miembros del Nóbel de la Paz, aún no se han comido el cuento.
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