Muy pocas veces un ser humano, y en especial un venezolano (sobre todo en los últimos meses), agradece un corte de electricidad.
Sin embargo, puedo imaginar las risas de la inmensa mayoría de mis compatriotas cuando a Chávez, en la mitad de una de sus tantas e interminables cadenas…se le fue la luz.
Risas de burla, por un lado, y de alivio por el otro. Drenajes emocionales que compensan, al menos un poco, tanta barbarie política a la que el régimen del maleante dictador somete diariamente a todo un pueblo.
¿Será que algún día también se la va a ir la luz a esta invasión de incompetentes rojizos, mal llamada revolución?
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